Tenemos una mala noticia: A pesar de los avances sociales y legislativos, todavía persisten estereotipos y prejuicios que limitan la participación plena de las personas con discapacidad en la sociedad. Estos mitos no solo desinforman, sino que también perpetúan barreras y desigualdades.
Pero también tenemos una buena noticia: Existen muchas personas y entidades como la nuestra que trabajan a diario para combatir todos esos mitos que existen en torno a la discapacidad intelectual o del desarrollo. Acompáñanos a desmentirlos:
Mito 1: “Las personas con DID no pueden trabajar”
Este es uno de los mitos más extendidos. Se asume erróneamente que las personas con discapacidad intelectual no pueden realizar tareas laborales, cuando lo cierto es que muchas de ellas tienen habilidades, competencias y ganas de trabajar.
Con los apoyos adecuados —como la figura del preparador laboral o programas de empleo con apoyo como los que llevamos a cabo en la Fundación Amanecer— pueden desempeñar distintos puestos de trabajo. No olvidemos que todas las personas necesitamos apoyo en determinadas situaciones.
El acceso al empleo no solo es un derecho, sino también una fuente de autoestima, independencia y pertenencia. Negar esta posibilidad por prejuicio es una forma de exclusión que debemos erradicar.
Mito 2: “Siempre necesitan supervisión”
Aunque algunas personas pueden requerir apoyos más continuados, no todas las personas con discapacidad intelectual necesitan supervisión constante. Como en cualquier grupo social, existe una gran diversidad de niveles de autonomía.
Muchas personas llevan una vida adulta activa y autónoma, toman el transporte público, hacen la compra, manejan su dinero, trabajan o viven de forma independiente, con apoyos puntuales. De hecho, este es el objetivo con el que trabajamos de forma incansable en la Fundación Amanecer: la autonomía e independencia de las personas usuarias de nuestro centro.
El enfoque actual, centrado en la persona, busca empoderar y respetar las decisiones individuales, reconociendo que los apoyos deben adaptarse a las necesidades, no imponer restricciones innecesarias.
Mito 3: “Son como niños y niñas”
Eliminemos ya esta visión infantilizada de nuestra sociedad, que es una de las más dañinas. Tratar a una persona adulta con discapacidad intelectual como si fuera un niño o una niña anula su capacidad de autodeterminación, invisibiliza sus emociones y deseos, y puede incluso abrir la puerta a situaciones de abuso o sobreprotección.
Las personas con discapacidad intelectual son adultas con identidad, derechos, sexualidad, deseos y opiniones. Tienen derecho a ser tratadas con el respeto y la dignidad que corresponde a cualquier persona adulta.
Este mito, además, limita las oportunidades de crecimiento personal y social. Es necesario fomentar una imagen más realista y respetuosa.
Mito 4: “No pueden decidir por sí mismas”
La toma de decisiones es un derecho fundamental, y no debe negarse por el hecho de tener una discapacidad. Este mito parte de una concepción paternalista que asume que “otros saben mejor” qué es lo adecuado y limita el desarrollo de las personas.
Como mencionamos antes, todos necesitamos apoyo para tomar decisiones en distintos momentos de la vida. Lo importante es garantizar que ese apoyo sea comprensible, accesible y respetuoso con la voluntad de la persona. Por esto – entre otras cosas – es fundamental contar con documentos en lectura fácil y un círculo de apoyo que acompañe desde el entendimiento y la libertad.
Existen metodologías y herramientas que facilitan la toma de decisiones, como los planes de vida centrados en la persona o los sistemas de apoyos naturales. La clave está en sustituir el “decidir por” por el “decidir con”.
Cómo cambiar la mirada social
Desmontar mitos es el primer paso para construir una sociedad más inclusiva. Pero también es necesario promover un cambio de mirada: dejar de centrarnos en las limitaciones y empezar a reconocer capacidades, intereses, talentos y derechos.
- Algunas acciones que pueden ayudar son
- Promover el contacto directo y el conocimiento mutuo
- Visibilizar experiencias reales y positivas
- Usar un lenguaje respetuoso y no infantilizante
- Ofrecer espacios de participación y expresión
- Apoyar políticas públicas basadas en la inclusión y la accesibilidad
En definitiva, derribar mitos no es solo cuestión de información, sino de empatía y compromiso. Las personas con discapacidad intelectual son ciudadanas de pleno derecho, con mucho que aportar si la sociedad les da las oportunidades y los apoyos que necesitan.
Desde la Fundación Amanecer trabajamos para construir una sociedad más justa, donde cada persona pueda desarrollar su proyecto de vida con dignidad, autonomía y participación. Y para ello, necesitamos también tu mirada y compromiso.