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Violencia machista y discapacidad: Una doble vulnerabilidad que no podemos ignorar

violencia machista y discapacidad

El 40,4% de las mujeres con discapacidad sufren en algún momento de su vida violencia de género, frente al 32% de las mujeres sin discapacidad (Estudio: Ojo al dato. Visibilidad de una realidad oculta a través del DATO: mujer, discapacidad y violencia, 2023)

Hoy es 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y aunque en la Fundación Amanecer nos gusta ser optimistas y abogar por el avance en materia de derechos, inclusión e igualdad, no podemos pasar por esta efeméride sin señalar cuestiones básicas como que el riesgo de sufrir violencia machista es cuatro veces mayor para las mujeres con discapacidad que para el resto de la población femenina.

La violencia machista contra las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo es un problema grave que requiere atención urgente. Estas mujeres enfrentan una situación de especial vulnerabilidad y tanto sociedad como entidades y poderes gubernamentales deben obtener recursos para solventar esta situación.

Tipos de violencia

Además de las formas comunes de violencia machista, las mujeres con discapacidad intelectual enfrentan otras muchas como son:

Abusos en el entorno cercano

En una inmensa mayoría de situaciones, los abusadores suelen ser familiares o cuidadores que aprovechan su posición de confianza. Esto, además de ser profundamente injusto, deja a la mujer o niña en una situación de desamparo y con una sensación inmensa de confusión y soledad, ya que alguien en quien confía y que debería velar por su bienestar, está abusando de ella.

Según la Macroencuesta de Violencia contra la mujer de 2019 (DGVG, 2020), el 20,7% de las mujeres con discapacidad acreditada ha sufrido violencia física o sexual de alguna pareja frente al 13,8% de las mujeres sin discapacidad acreditada.

Una vez más, es fundamental contar con una educación sexual adecuada y adaptada, para que cualquier víctima pueda identificarse como tal y para que cualquier persona sea capaz de tomar decisiones conscientes de lo que puede o no pasar en su cuerpo.

Las redes de apoyo en estos escenarios también son fundamentales, ya que una persona que ha sido abusada necesita contar con personas de confianza con las que hablar y que puedan ayudarla.

Y si quieres saber más sobre cómo la sexualidad afecta a las mujeres con discapacidad, te recomendamos encarecidamente que leas este artículo de EFEminista: El tabú de la sexualidad de las mujeres con discapacidad impide el placer y fomenta los abusos.

Pequeñas violencias diarias

Ahora bien, no podemos visibilizar únicamente los extremos más escandalosos, existen otras muchas maneras de violencia machista que son más sutiles y, sin embargo, dejan huella en las mujeres. Algunas de estas son la invisibilización, la obligación de asumir roles de género en los hogares, la falta de consideración o la explotación en los entornos más próximos.

Esto tiene lugar en el día a día de las mujeres y, en muchas ocasiones, puede normalizarse tanto que parezca casi irreconocible la violencia, por lo que resulta realmente complicado reconocer la situación y tomar medidas para alejarse de ella.

Para evitar que todos estos escenarios se lleven a cabo, debemos trabajar en concienciar a la población, educar y transformar aquellas conductas tradicionales que no hacen más que perpetuar la idea de que en función del género, las personas deben asumir unos papeles u otros en sociedad.

¿Cómo afecta la violencia machista a la salud mental de las mujeres con discapacidad?

La violencia machista tiene un impacto devastador en la salud mental de las mujeres con discapacidad, agravando su situación de vulnerabilidad y creando un círculo vicioso de discriminación y abuso contra el que debemo actuar.

La violencia contra las mujeres es la primera causa de tener un Problema de Salud Mental según la Organización Mundial de la Salud (2015). La violencia continuada tiene consecuencias neuropsicológicas que afectan áreas como la atención, concentración, memoria y flexibilidad cognitiva (Violencia de Género contra Mujeres con Problemas de Salud Mental: Consideraciones básicas para profesionales).

Cuando hablamos de mujeres que sufren algún tipo de trastorno mental, este se puede ver agravado si sufre violencia machista. Del mismo modo que las mujeres con discapacidad tienen más posibilidades de padecer cuadros de depresión o ansiedad en estas situaciones.

Además, cuando hablamos de discapacidad intelectual o del desarrollo (DID), es fundamental que hablemos también de autonomía. El maltrato empeora la salud general de las mujeres con DID, lo que reduce su capacidad para realizar actividades cotidianas de forma autónoma.

Es fundamental visibilizar esta realidad y desarrollar protocolos de atención específicos que tengan en cuenta la intersección entre violencia machista, discapacidad y salud mental. La formación de profesionales y la coordinación entre servicios sanitarios y sociales son claves para brindar una atención integral a estas mujeres en situación de especial vulnerabilidad.

Pero además, también es esencial desarrollar políticas y programas que empoderen a las mujeres con discapacidad, promoviendo su autonomía personal, independencia económica y participación social. Esto incluye mejorar su acceso al empleo, adaptar los servicios de atención a víctimas, y proporcionar los apoyos necesarios para que puedan vivir de forma independiente y tomar sus propias decisiones. Solo así se podrá romper el círculo vicioso de violencia y dependencia que afecta a muchas mujeres con discapacidad.

Barreras a la hora de denunciar

Por si fuera poco, las mujeres con discapacidad enfrentan varias barreras importantes al denunciar la violencia machista:

  • Falta de credibilidad: Se les da «poca credibilidad» a sus testimonios, tanto por parte de familiares como de operadores jurídicos y la sociedad en general. Muchas veces se duda de la veracidad de sus denuncias.
  • Autoestima mermada: Suelen tener una autoestima deteriorada, lo que dificulta que reconozcan y denuncien el abuso.
  • Dependencia del agresor: En muchos casos, el agresor está vinculado a sus cuidados, lo que genera temor a perder ese apoyo si denuncian.
  • Normalización del abuso: Tienden a normalizar conductas abusivas y de sumisión debido a su mayor vulnerabilidad.
  • Falta de información y formación: Hay una carencia de información y formación específica para atender casos de violencia de género en mujeres con discapacidad.
  • Barreras arquitectónicas: Existen obstáculos físicos que dificultan el acceso a los servicios de denuncia y atención.
  • Miedo y vergüenza: Muchas no denuncian por miedo al agresor o por vergüenza.
  • Falta de servicios accesibles: Los servicios y recursos de atención a víctimas no siempre están adaptados a sus necesidades específicas.
  • Sobreprotección familiar: El exceso de protección por parte de familiares puede impedir que denuncien.
  • Estereotipos y prejuicios: Enfrentan estereotipos que las infantilizan o deshumanizan, dificultando que se tome en serio su situación.

Estas barreras contribuyen a que muchas mujeres con discapacidad no denuncien situaciones de violencia machista o enfrenten grandes obstáculos al hacerlo, lo que las deja en una situación de mayor vulnerabilidad.

Principales demandas de las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo en materia de violencia

Debemos, además, poner el foco en las personas que viven estas situaciones y darles un altavoz. Por esto es importante atender a las demandas que las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo tienen en materia de violencia:

Sistema de indicadores para registrar la información

Tanto los organismos públicos, como estatales y regionales/autonómicos, llevan a cabo estudios en materia de violencia. En este sentido, es necesario introducir la dimensión de la discapacidad, incluyendo el tipo y grado de la misma, en todos los registros públicos que contengan información sobre violencia de género. La violencia de género afecta a la salud física y mental de las mujeres, pero también puede ser la causa de una discapacidad, es esencial medir y controlar los datos para tener más conocimiento sobre esta realidad y saber cuál es la incidencia real de la violencia de género en mujeres con y sin discapacidad, lo que permitirá tomar decisiones basadas en datos.

Desarrollar acciones de empoderamiento de las mujeres con discapacidad

¿Qué tal si ponemos a las mujeres en el foco? Como sabes en la Fundación Amanecer trabajamos para aportar la máxima independencia y autonomía posibles a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Esta misión no puede quedarse en cuestiones únicamente de la vida cotidiana, sino que la entendemos como una filosofía de vida y de trabajo, y en cuestiones de violencia machista nos pasa lo mismo.

No queremos hablar por las mujeres ni ser quienes tomen decisiones respecto a sus vidas, es fundamental que aportemos herramientas de empoderamiento, que impartamos cursos, formaciones, educación especializada y conocimiento suficiente para que las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo sean capaces de identificar la violencia, de salir de ella, de denunciar y de pedir ayuda si es necesario.

De esta manera se logra promocionar la capacidad individual y colectiva de las mujeres con
discapacidad con el fin de alcanzar mayores cotas de autonomía
y prevenir situaciones de dependencia que las sitúan en un lugar de especial riesgo de ser víctimas de violencia.

Campañas de prevención para mujeres con discapacidad

Como mencionamos antes, las mujeres con discapacidad se ven afectadas por una doble vulnerabilidad al pertenecer a dos colectivos vulnerados. En el caso de las campañas de prevención de violencia de género se ve muy clara esta brecha, ya que la mayoría de ellas están enfocadas en mujeres sin condición de discapacidad, hablan de cifras generales y no se centran en ningún momento en la realidad de un gran porcentaje de mujeres que sufren a diario situaciones como las que hemos descrito en apartados anteriores.

Por si fuera poco, no todas las campañas cumplen los requisitos de accesibilidad, lo que afecta también y discrimina a las mujeres con discapacidad. Es necesario concienciar a la sociedad en general, y a las mujeres con discapacidad en particular, sobre la violencia de género como grave problema estructural de la sociedad.

Aplicar criterios de accesibilidad en todos los servicios, recursos e información

Ligado con el punto anterior, es necesario que las mujeres con discapacidad puedan tener un acceso libre y sin barreras a todos los servicios, recursos e información relacionados con la violencia machista.

Esto afecta a las casas de acogida, de emergencia, casas/pisos tutelados, teléfono de información y denuncia, oficinas de información, documentación informativa y de divulgación, campañas, etc. Y ayudará a garantizar el pleno acceso y utilización por parte de las mujeres con discapacidad de los servicios, recursos e información disponibles sobre violencia contra las mujeres.

Existen muchas más cuestiones que deben resolverse como son los protocolos de coordinación entre servicios sociales, servicios de salud y fuerzas de seguridad del estado, los directorios de recursos, servicios, e información con garantía de accesibilidad o los ciclos formativos contra violencia de género hacia mujeres con discapacidad intelectual. Es nuestro deber recoger todas las peticiones y necesidades para lograr que los cambios se lleven a cabo cuanto antes.

En la Fundación Amanecer trabajamos durante todo el año

En la Fundación Amanecer el compromiso es constante, y trabajamos durante todo el año para aportar herramientas de empoderamiento, información y trabajar como personas de referencia a las que cualquier usuaria puede acudir en caso de necesitarnos.

Además de eso, ponemos especial interés en días relevantes como el 25 de noviembre, cuando podemos aprovechar las efemérides para desarrollar acciones concretas. Por ejemplo este año hemos estado trabajando en dos talleres simultáneos: uno de creación de lazos, brazaletes, pañuelos para el cuello o la muñeca con mensajes contra la violencia de género; y un árbol de manos que también se posiciona contra esta realidad.

Además, hoy contamos con la presencia en el centro de la Asociación Generando Igualdad, que trabaja para erradicar la violencia de género y nos dará una charla en la que podremos aprender mucho sobre el trabajo que se realiza por su parte.

En definitiva, es fundamental que de una vez por todas pongamos el foco en apoyar a todas las mujeres que nos rodean sin importar su condición, edad, origen, religión, ni cualquier otra característica. Como sociedad tenemos la responsabilidad de cambiar el panorama, de responder ante las injusticias y de exigir tratos dignos, respeto y una vida plena. Las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo sufren una doble victimización, es el momento de darnos la mano y caminar por un mismo objetivo: frenar de una vez por todas la violencia machista.

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